NOCHES EN BLANCO…
El calor acumulado en las casas hace que nos sintamos más
apagados y cansados, que nos despertemos con la sensación de no haber dormido y
que, muchas veces, nos sintamos irascibles a lo largo del día. El aire
acondicionado nos ayuda a sobrellevarlo, pero no es muy saludable estar todo el
día debajo de un aparato, y eso en el mejor de los casos. ¿Y los que no lo
tenemos? Os preguntaréis, ¿estamos condenados a sufrir el calor sin ponerle
remedio? No, no y no…
¡Di adiós a esa sensación de pesadez constante y lánzate al
verano de la forma más fresca y ligera!
Aquí os dejo algunos trucos:
No más piernas cansadas y problemas de
circulación. Algo muy sencillo y que todos podemos hacer: cuando llegues a
casa, y antes de mojarte la cara y cuello para poder refrescarte, vete
directamente al baño y date una ducha bien fría SÓLO de piernas. Notarás
rápidamente cómo el calor de la cabeza disminuye y te sientes mucho más cómoda.
No hace falta ni que te metas entera en la bañera, con sólo sentarte en el
borde y pasarte la ducha fría, es suficiente. Verás cómo el estar en casa no se
convierte en una auténtica pesadilla…Y no te olvides de repetirlo cuantas veces
consideres necesario pero, sobretodo, ANTES DE ACOSTARTE. Un remedio fetén para
dormir a pierna suelta sin sentirte como en una parrilla.
No
convertirte en pingüino…No hay que confundir aire acondicionado con viajar
al Polo Norte sin haber cogido un avión. Si quieres evitar el dolor de garganta
con los cambios de temperatura de dentro y de fuera, lo mejor es que aprendas a
regularlo. ¿Realmente estás cómodo con el aire a 20º? Un consejo muy útil es
poner el aire a unos 25-26º y echarse una siestecita sin tener miedo a sucumbir
al resfriamiento estival. Consecuencia propia de vivir bajo un aparato de aire
acondicionado y luego abrir la puerta de la calle sin pensar en la bofetada de
calor que vamos a sentir.
Prácticalo sin miedo y ya nos contarás cómo te ha ido.
¿A qué
no sabías que…? La
termorregulación es la capacidad que tiene el organismo para regular su
temperatura, dentro de ciertos límites, incluso cuando la temperatura
circundante es muy diferente. El término termorregulación se utiliza para
describir los procesos que mantienen el equilibrio entre ganancia y pérdida de
calor. Si se añade o quita una determinada cantidad de calor a un objeto, su temperatura
aumenta o disminuye, respectivamente.